Los gestos son los grandes delatores de los mentirosos, porque expresan nervios. Si tu chico hace gestos bastante más exagerados de lo normal, pregúntale si está nervioso. Seguramente se pondrá todavía peor y eso sólo significa una cosa: te está mintiendo o te está ocultando algo y no tiene la menor intención de que lo sepas.
Por ejemplo, tocarse mucho la nariz o la boca dice mucho de alguien, y si tu chico lo hace muy a menudo tienes todo el derecho de sospechar. Esta actitud nos viene desde la infancia: ¿verdad que un niño se tapa la boca cuando dice una mentira? Eso se queda en el subconsciente de las personas.
Ponle contra las cuerdas: si sospechas que te está mintiendo, presiónalo hasta que se desmorone y confiese su mentira. Eso en ningún caso significa que le grites ni que le amenaces, ni mucho menos que le insultes. Significa que, a través de preguntas, le sonsaques lo que tiene dentro guardado. Si se ve acorralado puede reaccionar de dos formas: o sale corriendo o confiesa. ¡No tengas miedo!
Busca incoherencias en su relato. Mantener una mentira necesita mucha memoria por su parte, pero descubrirla también por la tuya: hazle la misma pregunta en dos días distintos. Si te dice lo mismo, puede ser que se acuerde de lo que te dijo la otra vez o que, claro está, que no te esté mintiendo, ¡que también puede pasar! En cambio, si te dice cosas distintas y está en plenas facultades, ahí es cuando puedes descubrir la mentira.
Fíjate también en otro aspecto importante: ¿huye tu chico de la conversación? Esto se puede dar de muchas maneras. A lo mejor le da por girarse y darte la espalda, o por cambiar de tema con frecuencia, o directamente por decir que tiene que ir al baño. Aunque no lo haga de golpe sino que sea sutil, presta atención.
Tienes muchas maneras de descubrir si tu chico te miente, depende de cómo sea él, usa la que tú creas que vas a ser más eficiente. Y recuerda el viejo refrán: ¡se coge antes a un mentiroso que a un cojo!
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